192 páginas, Editorial La Ballesta Magnífica
Hay escritores grandes, desconocidos para el gran público, y ese es el caso de Adolfo Couve. Él no desdeñaría ese costado marginal que se ganó en la literatura chilena. La difusión de estas pequeñas joyas que son sus libros viene siendo lentapero firme, como una ruina erigida entre la maleza; y se produce a través del amor de sus lectores, del deseo primario de multiplicar la belleza, que es algo que sólo parece posible en la música y en la literatura. Couve traduce el mundo, no lo copia, él ha hecho las cosas con sus manos y puede describirlas.
192 páginas, Editorial La Ballesta Magnífica
Hay escritores grandes, desconocidos para el gran público, y ese es el caso de Adolfo Couve. Él no desdeñaría ese costado marginal que se ganó en la literatura chilena. La difusión de estas pequeñas joyas que son sus libros viene siendo lentapero firme, como una ruina erigida entre la maleza; y se produce a través del amor de sus lectores, del deseo primario de multiplicar la belleza, que es algo que sólo parece posible en la música y en la literatura. Couve traduce el mundo, no lo copia, él ha hecho las cosas con sus manos y puede describirlas.